Las olimpiadas han sido siempre un extraordinario espectáculo publicitario, y las de este año en Brasil no serán una excepción: a partir de este próximo sábado, 6 de agosto, espectadores de todo el mundo seguirán a diario a más de 10.000 atletas que compiten por las medallas representando a su país, acompañados de un despliegue publicitario sin precedentes.
El circo olímpico ofrece innumerables oportunidades para las marcas, a través de patrocinios, contratos con atletas, contenido en medios sociales, anuncios en televisión, promociones… Un potencial publicitario construido sobre su capacidad de conexión: el deporte engancha, y si atrae a la gente, atrae también a las marcas.
En España, sin ir más lejos, 305 atletas participan este año en las olimpiadas. Por regiones, Cataluña es la que más atletas suma (81), seguida de Madrid con 36 y de Andalucía y Valencia con 24. El listado de deportistas incluye nombres tan conocidos como Pau Gasol, Rafa Nadal, Gemma Mengual, Ricky Rubio, Alejandro Valverde, Carolina Marín o Sergio García; y, también, otros muchos que apenas suenan, pero que pueden llegar a la fama si progresan en la clasificación, ganan medallas o, simplemente, salen en las cámaras. Deportistas a los que la magia olímpica podría convertir en héroes para sus vecinos o conciudadanos, y en extraordinarios representantes para las marcas.
Ahí precisamente radica el talento de las marcas: descubrir rápido al atleta que destaca, y que sintoniza especialmente con las gentes de su país o de su región. Y explotar su capacidad de conexión.
Algo parecido a lo que ha hecho Optus – la operadora telefónica australiana– con el medallista olímpico Ian Thorpe, también australiano. Juntos, lanzaron un divertido anuncio dirigido a generar notoriedad, en el que sortean varias invitaciones para asistir a Río 2016.
O con un enfoque distinto, pero también de carácter local, la campaña de Samsung, que celebra la primera participación de Sudan del Sur en unas olimpiadas; una anuncio original y emotivo, aunque trate de vender algo tan trivial como unos auriculares sin cables.
No hay duda de que las Olimpiadas ofrecen difusión global, pero funcionan sobre todo a nivel local: cuando activan la conexión entre deportistas, marcas y públicos, en sus propios lugares. Porque es verdad que algunos deportistas son universales, pero la mayoría son de Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao, Sevilla… Y, todos ellos, embajadores extraordinarios en su propia área de influencia.
En todo caso, si quieres seguir el show publicitario olímpico, te recomendamos, Adweek (http://www.adweek.com/the-world-is-watching). Verás prodigios del deporte, obras maestras de la publicidad y, también, un buen número de oportunidades que las marcas podrían llegar a aprovechar, si están un poco atentas.