Diferenciación y personalización a través del packaging.
Coca-Cola, Nutella, Nike, Tous, Pandora… y ahora: Bud Light. ¿Qué tiene que hacer una marca para conquistar a sus clientes? Dirigirse a él de forma exclusiva. Conocerle y ofrecerle un producto que pueda hacer suyo. Personalizarlo.
Las marcas lo saben bien y buscan fórmulas que hagan sentir a sus clientes especiales. Es la estrategia seguida por Coca-Cola con su celebre campaña «Share a Coke», construida en torno a latas personalizadas con nombres propios. O también por Nike y Munich –que permiten a sus clientes elegir las zapatillas a la carta– o por la marca Tous, que favorece que las clientas puedan diseñar su propio bolso.
Bud Light sigue ahora la misma tendencia con la producción de 200.000 latas diferentes, basadas en variaciones de 31 diseños originales, presentadas durante las “Mad Decent Block Parties”, una serie de festivales celebrados este verano pasado en diversas ciudades de Estados Unidos y Canadá.
Se trata de una acción dirigida a los más jóvenes: gente que quiere algo distinto y sorprendente, que busca experiencias y productos únicos. Una acción, además, que no parece que vaya a ser aislada: Alexander Lambrecht, vicepresidente de Bud Light, ya ha adelantado que “habrá más iniciativas como esta”.
La campaña ha sido producida en colaboración con HP, que ofrece la tecnología para impresión digital de las latas y para la creación de los diseños personalizadas, combinando de modo aleatorio los elementos originales.
Una campaña que ha dado mucho que hablar y que, sobre todo, refleja la necesidad creciente que tienen las marcas de personalizar sus productos y mensajes y de hacerlos únicos. Una personalización que se hace posible gracias a la tecnología y, también, al conocimiento y la cercanía con los públicos.
De hecho, no es la primera vez que packaging y personalización van de la mano. En 2012, por ejemplo, Absolut lanzó Absolut Unique, una edición limitada de cuatro millones de botellas numeradas, cada una con un diseño distinto. La campaña fue todo un éxito y las botellas volaron de los estantes de los supermercados de todo el mundo.
Algo similar ha sucedido recientemente con las botellas de Pepa y el Olivar, o con las botellas falleras de cerveza Amstel, creadas por INRED Levante para conmemorar las fallas.
Ejemplos, todos ellos, que ponen de relieve la importancia que tiene el cambio, la innovación y la diferenciación, a través del propio producto, para conectar con una audiencia cada vez más sofisticada y exigente.